martes, 22 de noviembre de 2011

De cómo Baco tiene la culpa por el dulce de leche




Todos creen que el dulce de leche nació por un descuido de la criada de Rosas pero no fue así, en lo absoluto. Lo que a mí me contaron me parece más coherente y les pienso decir así no andan comiendo ese dulce manjar, también llamado cajeta, sin saber cómo surgió.




La cuestión es que una mañana, Zeus (si, el dios) se puso a desayunar con unos mates y pan con manteca después de una noche de excesos y se dio cuenta que no era suficiente. Entonces llamó a un amigo, Baco, que también era parte del club del Olimpo (que después se hizo club de fútbol y terminó... mejor no hablar de eso) para que creara algo más suculento para arrancar las mañanas persiguiendo mortales.

El dios del teatro también andaba con desvelo encima y encaró sin muchas ganas a la heladera a ver qué había quedado de la noche anterior. Los ingredientes no eran muchos, un poco de leche y azúcar, pero él sabía que los pedidos del "tata" (así le decían a Zeus) eran sagrados y emprendió la empresa con la mejor cara "pos-orgía". Puso todo al fuego en la cacerola que la tía Yola le prestó y con un palo de escoba se puso a revolver el mejunje. Como buen trasnochador andaba con su "bica" en el bolsillo y no se dio cuenta cuando una cucharadita del producto cayó en la olla, lo que explica porque todavía seguimos utilizando bicarbonato de sodio para la preparación. Casi me olvido de aclarar, Baco era salteño.

Y así, revolviendo cada 5 minutos aproximadamente nació este noble producto argentino (no fue parido en Tacuarembó) que yo degusto con tantas ganas cada vez que mi hermano deja alguito en la heladera.

Nota: Las cosas que se nos ocurren en el Saeta son de no creer, para mí que está endiablado.

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